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5 Tips para el Desarrollo Emocional de los Niños

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19/04/2021

 

La estructura es la base principal para desarrollar la seguridad en nuestros hijos.

Lo ideal es comenzar a establecer estructura/rutinas desde que nuestros están muy pequeños, teniendo presente que para crear estructura no tienes que ser fuerte, autoritaria o exageradamente estricta, se logra mejores resultados siendo amorosas, cercanas, confidentes. Lo importante es ser clara, específica y constante.

La estructura les brinda seguridad, de ésta manera nuestros hijos entenderán que hay reglas que seguir.

Los enseña a ser tolerantes y a manejar sus frustraciones cuando las cosas no salen como ellos esperan.

Aprender de los errores que cometen y evitar repetirlos, es esencial.

Asumir responsabilidad, que su comportamiento tiene consecuencias, positivas y negativas.

 

La relación con nuestros hijos comienza desde que están en nuestro vientre, reconocen nuestra voz, las canciones que han escuchado desde el embarazo. Háblale a tu bebé y cántale canciones cuando aun está en tu barriga.

Todos los libros sobre la psicología infantil dicen que los primeros años son muy importantes para lograr una buena relación con nuestros hijos. En principio nos comunicamos con la mirada, con la voz, con el tacto, y a medida que van creciendo escuchándolos, hablándoles, demostrándoles que lo que cuentan y sienten es muy importante para nosotras. No dejemos de abrazarlos, acarícialos, besarlos, escucharlos. Mirarlo siempre a los ojos.

Procura que te hable de sus sentimientos. Interésate por lo que le pasa y, a través de la conversación, intenta que vaya hablando de lo que le asusta o le molesta, asegúrate que si lo comparte contigo, podrás ayudarle.

Es fundamental que cómo padres entendamos que las fortalezas de nuestros hijos no tienen que ser las que nosotros queremos que sean. Nuestro deber es guiarlos, no moldearlos a nuestra imagen y semejanza.

 

Cuando nosotros ponemos la atención en las fortalezas de nuestros hijos se sentirán valorado y reforzamos su autoestima.

Diferentes estudios señalan que gracias a las emociones positivas que experimenta cuando tiene éxito se produce un efecto que se denomina “ampliación y construcción”. Es decir, si se sienten orgullosos o satisfechos con esa actividad, se sienten con más ganas de hacerlo bien en el futuro.

Hay niños que destacan en música, deportes, arte, matemáticas… otros destacan por su tolerancia, humanidad, empatía… Es decir, no todos destacan académicamente o en algún deporte o en alguna actividad. Muchos se destacan por su sensibilidad y esto es fundamental que lo potenciemos.

Nos encanta elogiar a nuestros hijos cuando hacen algo bien. Es lógico pero también tenemos que hacerlo cuando se han esforzado para conseguir algo. Los ayudará a seguir esforzándose y superarse cada día. La psicóloga e investigadora de Stanford Carol Dweck se ha dedicado a entender cómo funciona. En sus investigaciones se llegó a preguntar que es lo que hace que un niño realmente capaz se dé por vencido ante el fracaso, cuando otros niños sin embargo, sienten motivación ante el fracaso. Esa pregunta la llevó a identificar lo que ha llamado mentalidad de crecimiento o la comprensión de que el talento, la capacidad y la inteligencia no son condiciones estáticas. Se pueden desarrollar por medio del trabajo intenso y de estrategias eficaces y flexibles para resolver problemas. A las personas con mentalidad de crecimiento no les importa demasiado el fracaso porque saben que pueden aprender de las situaciones adversas y mejorar su rendimiento.

Para Carol Dweck los padres debemos enseñar a nuestros hijos a amar los desafíos y a sentir curiosidad por sus errores. Cuando un niño por ejemplo se equivoca en un problema de matemáticas no debe parar hasta que descubre dónde está el error. Podemos alabar a nuestros hijos por su esfuerzo y animarlos a que continúen aunque se hayan equivocado. Si valoramos el esfuerzo nuestros hijos según Dweck “no tendrán que ser esclavos de las alabanzas. Tendrán un camino que durará toda la vida para construir y reparar su propia confianza. Alabar la inteligencia de los niños perjudica la motivación”.

La calidad consiste en el hecho de compartir y comunicarse con atención. Y que nuestros hijos sean conscientes que tiene un papel importante en dicha actividad o situación. El hecho de sentirse atendido,  y de creer que es un momento para estar juntos, es lo que lo convierte en tiempo de calidad.

Este tiempo produce beneficios en las relaciones familiares y en nuestros hijos. Compartir tiempo de calidad ayuda a mejorar la comunicación de la familia y mejorar los vínculos afectivos.

Fuente:

Carol Susan Dweck

https://en.wikipedia.org/wiki/Carol_Dweck