fbpx

El llanto en los bebés

/
01/03/2021

Los bebés lloran por muchas razones, entre ellas hambre, dolor, cambios de temperatura, pañales mojados, etc. Sin embargo, si se trata de un llanto diario, sin causa aparente, al final del día, y que la gran mayoría de las veces se califica de “cólicos”, debes pensar en la “hora de la inquietud”. Los científicos sugieren que algunos bebés se cargan de tensión emocional en el transcurso del día , y al final del mismo la descarga en forma de llanto.

 

Lo interesante es que este fenómeno tiende a ser regular y desaparece la mayoría de las veces antes de los tres meses de edad -probablemente en relación con una mayor madurez del sistema nervioso-. Si la madre o los familiares se angustian demasiado en estos momentos, es factible que le transmitan mayor ansiedad al niño, y el resultado se traduzca en más llanto. Parte del secreto para tranquilizarlo es que los padres también estén tranquilos.

 

Recuerda que para un bebé todo es nuevo y estimulante. Los sonidos, la luz, los colores y el ambiente que los rodea a veces lo llenan de tensión, justificándose plenamente esta descarga a través del llanto (hora de la inquietud).

 

En el libro nos habla de una técnica utilizada en la escala de Brazelton (1973), para tranquilizar a los bebés cuando lloran: primero, descarta cualquier causa obvia de llanto en tu hijo (a), como por ejemplo: hambre, dolor, pañales mojados, fiebre, entre otras. Luego obsérvalo en la cuna durante un rato sin tocarlo, te sorprendería como algunos bebés tienden a calmarse solos, chupándose la mano, cambiando de posición, durmiéndose, o tratando de fijar la vista en el mundo exterior, para romper de esta forma el estado del llanto y pasa a otro estado más tranquilo, como lo es el de quedarse alerta y atento. Si no logra calmarse por sí solo ayúdalo de la siguiente forma: deja que te vea l acara, y al poco rato llámalo por su nombre con una voz suave y continua (muchos se calman sólo con esto). Luego, si no sucede nada, colócale tu mano abierta sobre su barriguita. Si no hay éxito, súmale gradualmente lo siguiente: agárrale una de las manos, y se la sostienes con la misma mano que le pusiste sobre la barriga. Cárgalo en tus brazos y arrúllalo con movimientos laterales (puedes o no continuar agarrándole ambas manos contra su abdomen). Envuélvelo con una cobija ( en forma de tabaco), evitando que se le salga los bracitos y cuidando de no cubrirle la cabeza, continúa arrollándolo (a) con voz suave.

 

Si ninguna de estas maniobras te resulta, colócale en la boca un chupón adecuado para su edad. Te preguntarás: ¿por qué en vez de seguir esta secuencia, no le pongo el chupón directamente? La respuesta es que de esa manera descrita, inmovilizas gradualmente al bebé, restringiendo el exceso de movimientos y favoreciendo su organización. Como resultado, es muy probable que pase del estado de llanto a un estado de alerta (atento), o inclusive de sueño, que lo haga sentirse más en control de sí mismo. Aunque te parezca extraño, los recién nacidos cuando lloran tienden a abrir los brazos rápidamente y a moverse en forma brusca, con lo cual se exaltan, provocándose ellos mismos más llantos e inquietud. Si los inmovilizas rompes el ciclo “llanto-movimiento-llanto” y es muy probable que lo tranquilices. Si no lo puedes consolar es porque hay muchos bebés que se encuentran tan cargados de estimulo en esta hora de la inquietud, que el mismo chupón o las maniobras descritas son para ellos otra fuente de estímulos. En estos casos, es mejor que el bebé llore solo en su cuna, a veces por espacio de hasta una hora. Esto es difícil para los padres, pero no perjudica al niño en lo absoluto y, por el contrario, favorece su organización.

Tomado del libro “Entendiendo a tú bebé” del Pediatra

Tony Manrique Guzman @tony_manrique_guzman